Aprendizajes de la vida freelance
Llevo dos años viviendo la vida freelance, y la verdad es que no siempre ha sido sencillo, sobre todo para alguien que estuvo acostumbrada durante más de la mitad de su vida laboral a recibir un sueldo mensual seguro. Sin embargo, todas las experiencias que he vivido en este tiempo me han servido para aprender ciertas cosas de sobrevivencia personal-laboral y mejorar mi trabajo.
Si es que lo suyo es la vida profesional independiente, aquí comparto algunos aprendizajes que espero les sirvan, sino ya de perdido, que se rían tantito.
1. La convivencia social es necesaria… A veces.
Algo con lo que batallé mucho al principio era salir de mi casa. Una vez que trabajas desde la comodidad de tu hogar, te va a costar salir de ahí porque ya tienes todo lo que necesitas alrededor tuyo. Si lo piensas bien, no hay razón para dejar tu casa, sobre todo si eres tan ermitaño como yo, pero en algún punto tendrás que encontrarte con el mundo exterior, en especial si te da hambre y quieres comer.
Conforme pasan las semanas —en mi caso fueron meses—, te invitan a lugares, a fiestas, por un café o a cenar, nada muy extravagante, y, al menos lo que me sucedió a mí, es que ya no quería salir. Me daba muchísima flojera. Sin embargo, hay que ir en contra de esos sentimientos de apatía y aversión al mundo fuera de tu freelanceo, porque gran parte de este estilo de vida, implica ver gente que conoce gente, que conoce a gente, que puede necesitar de tus servicios. Es como dating, pero de trabajo. No sabes quién te va a presentar a tu próximo proyecto ideal. Además, siempre es bonito ver el sol y las montañas, aunque estén contaminadas. Parte de la belleza de ser freelance es que puedes trabajar a tus horas y en tus lugares favoritos, so get out of your house!
2. Tener un área designada para trabajar es la mejor inversión que puedes hacer.
Yo me tardé unos meses en entender lo importante que es tener tu home office con un escritorio, una silla cómoda, tu computadora, una libreta, una pluma o lápiz, y un gato –porque sino no vas a tener a alguien que te interrumpa cuando trabajes, y eso no es muy divertido–. Eso es lo mínimo indispensable, pero obvio que yo tengo un chorro de más cosas, porque soy hoarder de libretas.
Designar espacios al trabajo te permite “despegarte” de tu vida laboral –aunque te la vivas en tu casa–, y pasar a tus cosas personales, como estar con tu familia, amigos, leer o relajarte, y disfrutar más. Así le permites a tu cerebro apagar el switchy dedicarse a cosas más placenteras.
3. El tiempo es lo más valioso del mundo. No lo desperdicies con gente que apesta.
Mi llegada a la vida profesional independiente tuvo mucho que ver con razones personales/familiares, pero también con que mi esquema de trabajo en ese momento representaba pasar más de 8 horas en una oficina. Yo necesitaba pasar tiempo con mi familia, con mis amigos, quería viajar, ver lugares, conocer gente, y para eso necesitaba tiempo, que era lo que menos tenía.
Vino el día en que decidí que eso necesitaba cambiar, tenía una oferta de trabajo que me iba a dar flexibilidad. Sin embargo, esa oportunidad sólo sirvió para sacarme de mi zona de confort y aventarme a lo desconocido. Y lo hice. Tenía varios viajes en puerta y no iba a buscar trabajo de Godínez porque no iba a poder irme. Extrañamente todo fue saliendo. ¿Recuerdas eso que te dije que no hay que quedarse por siempre en tu casa, que hay que convivir? Bueno, por recomendaciones fue llegando trabajo. A veces mucho, a veces poco, a veces nada, pero lo importante siempre fue que mi tiempo era mío, y yo tenía el poder de decisión para hacer con él, lo que mejor me conviniera, es decir trabajar en proyectos que me importaban, con gente chida.
Tiempo, tiempo, tiempo. Lo que menos tenemos, y lo que más vale.
Tiempo después salió Pepe Mujica hablando de que cuando compras algo, no estás pagando con dinero, sino con el tiempo que te costó obtener ese dinero. Los jefes que te pagan un sueldo no sólo te pagan por tu trabajo, te pagan por el tiempo que te toma llevar a cabo determinada tarea. Claro que él lo articuló mucho mejor que yo en este video, porque es lo mejor que le ha pasado a este mundo:
4. Aprender a cobrar no es divertido.
El dinero es divertido, cobrar no. Cobrar es la parte que menos disfruto, pero sin ella no hay ganancias. Te vas a encontrar con todo tipo de clientes, desde las empresas grandes que se tardan en pagar porque tienen plazos de 60 a 90 días, pero que es dinero seguro, hasta otros a los que tienes que presionar porque sino alargan y alargan la fecha y el pago nunca llega. Habrá otros que simplemente nunca te paguen y eso es lo más triste, la buena noticia es que son los menos.
Lo que he implementado, y que me ha servido bastante, es establecer anticipos, fechas de pago por avances y por trabajo entregado, sobre todo si se trata de clientes nuevos de los que no tienes ninguna referencia previa.
Acuérdate que cobrar = Comida, renta, servicios, etc.
5. Establecer un proceso de trabajo es necesario, así tienes oportunidad de perder el tiempo en internet y jugar con tus gatos.
Saber qué hacer, cuándo hacerlo y cómo hacerlo son las bases para llevar una vida semi-ordenada cuando eres freelance, es decir, establecer un proceso y una rutina que te ayuden a manejar mejor tu tiempo y a ser más eficiente, porque de otro modo tu vida se puede volver un caos. No para todos es igual, por ejemplo, la mayoría de los freelance que conozco son morning persons, pero yo soy un búho nocturno, funciono mucho mejor por las noches, y es cuando estoy más alerta y cuando me vienen cosas a la cabeza con mayor sentido y frecuencia.
Cuando estés “armando” tu rutina de trabajo, es importante que consideres descansos, momentos para snacks, procastinar y distraerte, porque all work and no play makes us dull, y porque esa es la belleza de este estilo de trabajo.
¿Ustedes qué han aprendido de su vida de freelanceros? ¿Extrañan ser Godínez? ¿Algún Godínez por aquí que quiera unirse al club? Comenten.